¡Hoy estoy que no quepo en mi! Llevaba tiempo queriendo hacer este experimento para despertar esa magia tan preciosa que tienen los niños en momentos de rutina y ¡voila! ¡bocas abiertas y silencios anonadados!
Este experimento consiste en sumergir un huevo en vinagre para ir observando poco a poco cómo el vinagre deshace la cáscara sin alterar su forma, dando lugar al final a un huevo transparente en el que si lo ponemos al trasluz la yema se ve perfectamente y se mueve, pues su interior queda intacto. El tiempo que ocupa conseguir este resultado oscila entre las 24 y 48 horas.